¿De dónde viene el café?

El cafeto es un arbusto que pertenece a la familia de las rubiáceas del género coffea. Sus hojas son verdes y perennes, sus flores son blancas y sus frutos son rojos cuando están maduros. Los frutos del cafeto se conocen como cerezas por su color y forma. El café es la semilla del cafeto y cada cereza contiene en su interior dos granos semiesféricos de café.

Los historiadores sugieren que las primeras plantas de café se sitúan en las regiones montañosas de Etiopía, antes del siglo IX. De ahí pasaron a Yemen, situado al sur de la Península Arábica, de donde fueron llevadas hasta Ceilán y la India. El café fue introducido en Europa cuando varios ejemplares de cafetos procedentes de Java fueron llevados al Jardín Botánico de Ámsterdam. Desde entonces el cultivo del café se extendió por el continente, llegando incluso a las colonias que los países europeos tenían en América. El consumo de café comenzó a generalizarse en Europa a partir del siglo XVIII.

Al principio, el café se consumía masticando los granos crudos o en forma de masa obtenida después de machacar los frutos y mezclarlos con grasa. Más tarde, el café se convirtió en una bebida obtenida de ablandar los granos con agua fría. A partir del siglo XIII se secaban los granos al sol y se tostaban al fuego antes de preparar la infusión, tal y como se hace hoy en día.

La historia del café en México comenzó durante el siglo XVIII, en ese entonces no era muy popular porque los mexicanos estaban acostumbrados al sabor del chocolate y no fue sino hasta varios años después que empezó a gustarle a la gente. El café llegó en los barcos de inmigrantes franceses y su producción inició en Córdoba, Veracruz, donde sus habitantes comenzaron a procesarlo, transportarlo y comercializarlo.

Producción de café

El café es la bebida más consumida en el mundo después del agua, se calcula que a nivel mundial se consumen a diario 2,250 millones de tazas de café. Los países nórdicos son los mayores consumidores de café, seguidos de Estados Unidos, Italia y España.

México cuenta con las características geográficas adecuadas para producir café de alta calidad, colocándose como el primer productor de café orgánico del mundo y el 13° productor a nivel internacional después de Brasil, Colombia, Indonesia y Vietnam; con un volumen de producción entre los 4 y 5 millones de sacos por año.

En México, el café se cultiva en 12 estados: Chiapas, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Nayarit, Colima, Jalisco, Querétaro y Tabasco. La época de cosecha del café inicia en el mes de septiembre y termina en marzo del siguiente año.

Las plantas de café pueden tardar hasta 3 años en dar sus primeros frutos, por lo que su cosecha requiere de mucho cuidado para proteger la inversión de tiempo de los cafeticultores.

Antes de llegar a ser los granos que dan vida al café, estos crecen en un dulce fruto verde que debe ser despulpado para extraer sus granos. Las cerezas de café se recolectan en su punto justo de maduración.

En el beneficiado o despulpado, los frutos se limpian y se descascarillan en plantas procesadoras donde comienza el proceso para obtener los granos de café.

Ya que el fruto del café es despulpado y se ha separado de su cáscara, los granos proceden a ser tostados delicadamente en grandes hornos. Los maestros tostadores cuidan el proceso de tueste para desarrollar todos los aromas y sabores.

Además de ser tostado, los granos de café deben ser secados y refinados a través de diferentes procesos de molienda para así obtener las propiedades exactas que garanticen su calidad y sabor. Una vez terminada esta fase, inicia el proceso de envasado y distribución.

Los beneficios del café

• Rendimiento mental: El consumo diario y moderado de café mejora el rendimiento cognitivo, ya que aumenta nuestra capacidad de alerta, atención y concentración.

• Antioxidantes: El café contiene un alto nivel de antioxidantes, moléculas capaces de retrasar el envejecimiento de las células. Está relacionado con la prevención de las enfermedades crónicas asociadas al estrés oxidativo.

• Mayor longevidad: El consumo moderado de café reduce la tasa de mortalidad.

• Conducción: Consumir café contribuye a mantener el estado de alerta durante los periodos de conducción. Sin olvidar la necesidad de sueño y descanso, imprescindibles para garantizar la seguridad al volante, la cafeína estimula el sistema nervioso central y mejora la atención.

• Diabetes: Beber entre tres y cuatro tazas de café al día ayuda a reducir el riesgo de sufrir diabetes tipo 2, ya que la combinación de químicos presentes en los granos interviene positivamente en el metabolismo y disminuyen la concentración de azúcar en sangre, según un estudio de la Universidad de Helsinki (Finlandia).

• Parkinson: El consumo de café en las personas que padecen Parkinson ayuda a reducir los problemas motores asociados a esta patología neurodegenerativa, según un estudio de la Universidad de McGill de Montreal (Canadá).

• Asma y alergias: La cafeína dilata los bronquios, por lo que ayuda a combatir las crisis de asma y otras alergias, según un estudio realizado en Italia. La cafeína es una de las principales sustancias de muchos medicamentos con los que se tratan los problemas respiratorios.

• Cálculos biliares: El efecto diurético del café incrementa la eliminación de orina y el desecho de minerales que se acumulan en el organismo, lo que previene la formación de cálculos renales y biliares, según el estudio realizado por la American Medical Association. 

• Cáncer: Consumir varias tazas de café al día podría prevenir distintos tipos de cáncer, como el de colon o vejiga, debido a los efectos benéficos de las más de 300 sustancias antioxidantes de esta bebida. El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud reconoce que consumir café ayuda a proteger el organismo contra algunas formas de esta enfermedad.

• Caries: Tomar café, sin leche ni azúcar, ayuda a eliminar las bacterias presentes en la boca, lo que previene la caries y el mal aliento. Un estudio de la Universidad de Ancona, en Italia, demostró que algunos de los componentes del café impiden que las bacterias se instalen en la superficie del diente.