El origen del calefactor y el boiler
El ser humano es quizá el mamífero que cuenta con la piel más débil y el vello más escaso para protegerlo como aislante térmico ante las temperaturas frías. Es por esto que desde la edad de piedra comenzó a usar pieles de animales para cubrir su cuerpo. Por ello, te explicamos el origen del calefactor y el boiler.
Hace más de un millón de años, el hombre primitivo usaba ya el fuego directo para calentar el interior de las cuevas donde vivían, además de usarlo para la cocción, como fuente de luz para la actividad nocturna y para protegerse de los depredadores.
El término “hogar” proviene del latín focaris y quiere decir hoguera doméstica, que significaba el lugar de una casa donde se prendía fuego para calentar el ambiente y cocinar. Era también la estancia y el comedor al mismo tiempo, donde la temperatura era más cálida.
Hacia el mes de septiembre de cada año, con la llegada del otoño, la preocupación de todos era la batalla para evitar el frío dentro de la casa, por lo cual las chimeneas fueron evolucionando buscando formas de calentar espacios más amplios y por más tiempo.
Alrededor de 1800 se usaban ya las estufas de leña para calentar las casas. Su calor radiante y a veces sofocante, era cuatro veces más eficiente que el de una chimenea abierta, aunque de cualquier forma la madera debía cortarse y ser acarreada continuamente.
Las estufas de leña antiguas son la versión original de lo que hoy es un calefactor, todo el mundo se reunía alrededor de ellas, ya que eran más seguras debido a que concentraban el fuego dentro de un compartimiento cerrado y la evacuación del humo era controlada.
Con el tiempo los sistemas evolucionaron y la calefacción iniciaba en una caldera alimentada con leña o carbón, que era instalada en el sótano o en algún espacio contiguo a la casa. El calor era transportado en forma de vapor o de agua caliente a través de tuberías.
Las casas entonces comenzaron a seccionarse, ya que con el uso de radiadores que recibían el calor y lo irradiaban en un espacio determinado, fue posible que los dormitorios, estuvieran separados del área común incluso con puertas que ofrecían mayor privacidad.
Por otro lado, el uso del agua caliente para bañarse no era muy común. De hecho el objetivo principal del agua no era para la limpieza personal. Si bien la higiene viene desde la era de piedra, era más bien un asunto instintivo de supervivencia que un tema cultural.
Los baños de agua caliente se hicieron más populares en la era del imperio romano. Pero en la antigüedad eran más bien privilegios de la burguesía. Alrededor de 1800 había la creencia de que sumergirse en un baño de agua caliente debilitaba los órganos del cuerpo.
Pero apenas 70 años después, con el suministro de otros combustibles como el gas aparecieron los primeros calentadores de agua conocidos como geysers. El principio era el mismo que prevalece hasta hoy, con tuberías que pasan por un quemador.
Lo mismo sucedió con los calefactores, ya que surgieron los primeros modelos a gas que utilizaban quemadores y radiantes para generar calor en las habitaciones. A partir de ahí ambos equipos han evolucionado en eficiencia y seguridad.
Hoy existen muchos modelos de calefactores de gas y eléctricos, que además de ofrecer varios niveles de calor, cuentan con sistemas de seguridad para evitar incidentes con el gas o el fuego. Hay calefactores portátiles, con humidificador y con ventilador, muy prácticos.
Los boilers también ofrecen ahora diversas funciones que regulan la temperatura del agua, hay de varias capacidades, son muy eficientes y cuentan con sistemas de seguridad. También hay modelos de paso, que no requieren de contenedor y calientan el agua instantáneamente.
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